Antropología forense

Orígenes de la antropología forense

La antropología forense es una subdisciplina da la antropología física especializada en el estudio y análisis de la biología osea y dental del ser humano. El antropólogo forense se concentra en el análisis de los tejidos duros como huesos y dientes. No obstante, cuando se trata de cuerpos en avanzado estado de descomposición, mutilaciones, carbonización o desastres en masa; antropólogos, patólogos y odontólogos unen sus conocimientos con el propósito de lograr la identificación positiva de la víctima. Otro de los puntos importantes dentro de este ensayo es la metodología científica del antropólogo o criminalista según sea el caso en un lugar de investigación; así como la aplicación de la antropología de gabinete. Esta última mencionada es la que se lleva a cabo en la investigación y actuación del proceso judicial.      

ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA ANTROPOLOGIA FORENSE

  La expresión “forense” proviene del latín fórum, que significa “foro”, Plaza central en las ciudades de la Roma antigua donde se encontraban los edificios públicos y se festejaban las reuniones políticas y los juicios. La expresión “forense” se asocia con la muerte por un suceso ocurrido en la antigua roma, en el año 44 a. C. nos referimos al asesinato de Julio Cesar. Debido a este suceso histórico, todas aquellas asignaturas científicas que colaboran en la impartición de justicia y que presenta resultados de peritajes o investigaciones, llevan el término “forense”. Todas estas asignaturas son conocidas como “ciencias forenses”. Los cimientos de la antropología forense estadounidense deben su origen a Thomas Dwight. El desarrollo de la antropología forense se incrementó gracias a Wilton Krogman, y gracias a su artículo el FBI Bulletin públicado en 1939 y de su obra the human skeleton in forensic medicine, impresa en 1962. Pero fue hasta el año 1976, con la ponencia de arqueología forense, cuando se estandariza el trabajo de exhumación y registro en superficie de esqueletos y cuerpos en avanzado estado de putrefacción. En 1972 se establecio la sección de la disciplina en la academia americana de ciencias forense. Compuesta inicialmente por 14 antropólogos físicos. En 1977 se conforma la Junta Americana de Antropología Forense, sus funciones principales son la regulación de la práctica de la antropología forense. La primera vez que se dio a conocer la antropología forense, fueron en las exhumaciones de los restos encontrados en las fosas comunes de la segunda guerra mundial y de la guerra de corea. En México, la antropología forense hace aproximadamente 30 años. En un trabajo titulado “La antropología física y la medicina forense”, José María Lujan menciona algunas investigaciones que se pueden considerar como antecedentes de la antropología física forense en México. Estudios de antropología criminal, es un trabajo realizado por Francisco Martínez Baca, y Manuel Vergara, en 1892. En 1914 Francisco Moran publico Las arcadas dentales en relación con las tendencias criminales del individuo. Anselmo Marino Flores, por su parte, escribe en 1945 “la criminología y una técnica de craneología constitucionalista”, en la revista mexicana de estudios antropológicos. Felipe Montemayor público “ensayo de antropología criminal en el reclusorio de perote, ver.” “Estudios cromosómicos en una prisión mexicana”, apareció en la revista de investigaciones clínicas cuyos autores son los médicos C. Zavala, G. Mora y R. Lisker. A finales de 1975, el doctor Moreno González entonces director general de servicios periciales de la PGJDF, organiza y encabeza una mesa redonda sobre “La identificación de cadáveres mediante el método de superposición fotográfica cara-cráneo con fines identificativos”; participando el propio doctor Moreno con el trabajo titulado “Aspectos medico forenses y criminalísticas del procedimiento de superposición fotográfica cara-cráneo con fines identificativos”. En años más recientes, María Villanueva, Carlos Serrano, Jesús Luy y Karl F. Link, averiguadores de la UNAM y de la PGJDF, llevaron a cabo un estudio bajo el auspicio de ambas instituciones. Su objetivo fue el desarrollo de un sistema de elaboración de retrato hablado asistido por ordenador, basado en las características fenotípicas faciales de la población mexicana. Algo que se descuido en la averiguación forense en México era el desarrollo y aplicación de las técnicas de búsqueda, localización, detección, exhumación y registro de restos esqueletizados y en fosa clandestinas. En el año 2000 se abrió una línea de investigación en antropología forense en el Laboratorio de Osteología de la licenciatura de Antropología Física de la ENAH. Se aplicaron diversas técnicas para realizar una comparación morfológica entre una colección prehispánica, una colonial y una contemporánea y otros estudios enfocados a las entesopatias, sexo y estimación d edad en individuos infantiles a partir de los esqueletos recuperados de dicho cementerio. En la actualidad, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal cuenta, con dos antropólogos físicos: Jesús Luy Quijada y Luis Espinosa. La Procuraduría General de la Republica cuenta también con especialistas de esta disciplina en su recién integrada Área de Antropología en el Departamento    

ANTROPOLOGIA DE CAMPO

La antropología y su aplicación actual tiene una gran importancia debido a todos los conflictos que se observan en nuestro país de delincuencia organizada. Algo de “moda” por mencionar son todas las fosas clandestinas que se encuentran a diario en diferentes puntos del territorio mexicano, es por eso que mencionare algunos puntos de la aplicación del antropólogo en un lugar de investigación y también hablaremos en la segunda parte de la antropología de gabinete, punto muy interesante que se utiliza con fines de identificación. Si bien es cierto ambas ramas son con fines identificativos pero lo que se trata es dar la diferencia en que una es aplicada en el lugar de investigación y otra en gabinete. Para poder introducimos al tema principal tenemos que conocer los siguientes conceptos:

ANTROPOLOGIA:

Es una disertación indulgente general que estudia al humano en el pasado y en el presente de cualquier civilización. Esta se divide en dos grandes Áreas: la antropología física, que trata de la evolución biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos, y la antropología social o cultural, que se ocupa de los humanos que viven en sociedad, es decir, las formas de evolución de su idioma, cultura y costumbres.

ARQUEOLOGÍA FORENSE:

No solamente se han aplicado estas técnicas de la arqueología tradicional al estudio de presuntos hechos delictivos, sino también en la investigación de batallas históricas y exhumaciones de figuras notorias.

ANTROPÓLOGIA FÍSICO FORENSE:

Se encarga de la identificación de restos humanos esqueletizados y en avanzado estado de putrefacción dado su amplia experiencia con la biología y cambios diversos del esqueleto humano. También puede determinar, en el caso de que haya dejado marcas sobre los huesos, las causas de muerte, para tratar, conjuntamente con la arqueología forense, criminalista de campo y médico forense de reconstruir la mecánica de hechos y la mecánica de lesiones, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la conducta del victimario por medio de los restos dejados en el lugar de hechos y el tratamiento perimortem y postmortem dado a la víctima.

ANTROPOLOGÍA CULTURAL FORENSE:

estudia las concepciones culturales sobre la muerte, la muerte violenta en contextos rituales y los rituales mortuorios. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 66)  

 FUNCIÓN DEL ANTROPOLOGO EN LA INVESTIGACIÓN FORENSE

Podemos establecer cuatro funciones principales, se desempeña el antropólogo en la investigación forense.

  1. En la localización, documentación, recuperación y embalaje de restos humanos en superficie, tumbas clandestinas y desastres en masa.
  2. En la identificación biológica a partir del análisis de los restos óseos con el fin de determinar la edad al momento de la muerte, sexo, afinidad biológica, estatura y rasgos cráneo-faciales. También en características distintivas presente en el esqueleto.
  3. En la detección y análisis de eventos traumáticos en el esqueleto. Esto con la finalidad de establecer el tiempo cuando el trauma ocurrió, ya sea antemortem, perimortem y/o De igual manera, establecer el mecanismo del trauma y objeto causante del mismo.
  4. Testificación como perito ante el tribunal.

 

PAPEL DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE DENTRO DE LAS CIENCIAS FORENSE

Para nosotros el termino antropología forense involucra tres subespecialidades de la antropología en general. En primer lugar, la arqueología que según quienes aplicaron formalmente este concepto por primera vez lo definen como: no solamente se han aplicado estas técnicas de la arqueología tradicional al estudio de presuntos hechos delictivos, sino también en la investigación de batallas históricas y exhumaciones de figuras notorias. En segundo lugar, el antropólogo físico forense se encarga de la identificación de restos humanos esqueletizados y en avanzado estado de putrefacción dado su amplia experiencia con la biología y variabilidad del esqueleto humano. También puede determinar, en el caso de que haya dejado marcas sobre los huesos, las causas de muerte, para tratar, conjuntamente con la arqueología forense, criminalista de campo y médico forense de reconstruir la mecánica de hechos y la mecánica de lesiones, así como aportar, de ser posible, elementos sobre la conducta del victimario por medio de los restos dejados en el lugar de hechos y el tratamiento perimortem y postmortem dado a la víctima. En tercer lugar, el antropólogo cultural forense estudia las concepciones culturales sobre la muerte, la muerte violenta en contextos rituales y los rituales mortuorios. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 66) La aplicación ordenada de las técnicas de la arqueología forense, la antropología física forense y antropología cultural forense para un adecuado manejo de la evidencia biológica y física nos permitirá junto con las otras ciencias forenses realizar una correcta interpretación criminalística.  

EL ANTROPOLOGO FORENSE EN EL AREA DEL HALLAZGO

La participación del antropólogo forense en la investigación criminal puede comenzar con el hallazgo de restos óseos humanos de forma accidental, por confidencia o confesión. Se procede a establecer un perímetro de control del área del hallazgo o escena de los hechos, con la finalidad de no alterar o contaminar tal perímetro. Una vez establecido dicho control el siguiente paso es el proceso de búsqueda en perímetro mencionado. Para esto se recurre a aquellos métodos de búsqueda establecidos por la criminalística de campo. Sin embargo, en estos casos establecer si el área del hallazgo corresponde con la escena del crimen no es tarea fácil.  

TESTIFICACION COMO PERITO ANTE EL TRIBUNAL

Una vez concluido el análisis de los restos óseos se procede a realizar el reporte pericial correspondiente para su presentación, ya sea ante el ministerio público, juez, jurado o corte internacional.  

PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA PROSPECCIÓN, EXHUMACION Y ANÁLISIS DE RESTOS ÓSEOS EN CASOS FORENSES

Al realizar investigaciones de índole legal, en donde la participación de diversos especialistas es de vital importancia, surge la necesidad de conocer el método de trabajo de cada uno de ellos para contar con una metodología que permita tener un mayor y mejor control de las variables que se presentan, así como estrategias que permitan enfrentarse a dificultades que han de surgir durante la investigación, en lugares abiertos y con topografía irregular. En este capítulo se presenta la propuesta que integra los principales pasos metodológicos de cada una de las disciplinas participantes. Cuando se trata de algún caso en el que por confesión, denuncia o querella se notifica al ministerio público de la existencia de una fosa clandestina o restos humanos en superficie, con la características de que se desconoce el lugar exacto en el que se encuentran, el ministerio público se auxilia de los servicios periciales. Con los conocimientos del arqueólogo se puede establecer una planeación de la investigación en campo y permite, además, la coordinación de los especialistas que van a participar en dicho caso.

INVESTIGACIÓN DE GABINETE

Esta etapa se considera una de las principales dentro de la investigación previa del lugar de los hechos o de hallazgo, ya que la información que se obtenga será de gran utilidad para planear una estrategia de trabajo adecuada al tipo de terreno, clima, vegetación, etc. De la misma forma se debe ubicar el lugar en las cartas topográficas de la zona para conocer la orografía, altitud, clima, vegetación, entre otras características, con la finalidad de contar con mayor información y elementos para una mejor planeación de las estrategias a seguir una vez comenzada de la investigación.

OBSERVACIÓN DEL LUGAR

Se pretende por medio de la observación detectar las alteraciones que ha sufrido el paisaje, dicha observación se puede realizar ya sea mediante visitas previas al lugar, en el momento de iniciar la investigación. Es muy importante considerar las condiciones climáticas que predominan en la zona, ya que estas van a influir en la forma en que se realice la observación. En esta etapa se pueden llevar a cabo las entrevistas a las personas que circulen o vivan cerca del lugar, con la finalidad de saber si se han percatado de alguna actividad extraña en la zona, tales como disparos de arma de fuego, peleas, visitas de vehículos por la noche etc.  

PROSPECCIÓN: LA LOCALIZACIÓN DE RESTOS HUMANOS EXPUESTOS EN SUPERFICIE Y TUMBAS CLANDESTINAS

A mediados de la década de los sesenta, los antropólogos forenses se propusieron intervenir en la escena del crimen para una mejor interpretación de la evidencia osteológica, produciéndose algunos trabajos en este sentido (Bass and Birkby, 1978; Boyd, 1991; Steward, 1979). La forma de hallazgo de los restos humanos puede ser fortuita o por confesión. Esta ópera por denuncia de persona desaparición y persecución de delitos. Cuando no se conoce el lugar en donde se depositó un cadáver se utilizan varias técnicas para localizarlos. El método de búsqueda lineal o transecto permite ubicar restos humanos expuestos en superficie o tumbas someras. Al buscar restos en superficie o posibles tumbas clandestinas, se ubica la distribución espacial y vertical de los hallazgos. Las características en superficie de una tumba clandestina son una depresión primaria que marca el contorno de la fosa y una depresión secundaria, daño en la vegetación, fractura del terreno. Para hacer sondeos se utiliza una cava hoyos o nucleadora o se usa una varilla “T” de 1.20 metros de largo, para verificar si la tierra esta suelta y no compactada.

RECORRIDO DE SUPERFICIE

Cuando el cuerpo fue dejado en superficie, lo más recomendable es realizar recorridos en diferentes direcciones (lo que conoce como peinar la zona). Cada una de las personas deberá caminar lentamente observando al frente, derecha e izquierda. Cuando se encuentra algún indicio, ya sea óseo o de algún otro tipo se requerirá poner una marca para señalar el lugar y continuar el recorrido. Las marcas que va mostrando nos ayudara a reconstruir la mecánica de dispersión de los restos óseos, y la area. Otra técnica aplicable a esta etapa de la investigación es utilización del radar de penetración. El redar de penetración no solo permite la ubicación de una fosa clandestina, también ayuda a conocer la forma de los rasgos enterrados, la profundidad a la que se encuentran y elabora un perfil de los mismos. Ya que se ha ubicado la fosa o los huesos hablando coloquialmente en superficie, es imprescindible proteger y preservar el área de los hechos o hallazgo, lo que se aconseja es acordonar la zona . Se debe observar todo en forma completa y metódica, y fijar la escena de manera escrita, fotográficamente, dibujos y si se cuenta con el equipo, en video, con la finalidad de dejar testimonio, por distintos medios, del orden que guardaba el lugar de hechos o de hallazgo.

SONDEOS

Cuando se trata de fosas clandestinas o restos cubiertos por sedimentos se procederá, una vez ubicado el sitio probable, a realizar pozos de sondeo, es decir, se harán pequeños pozos con la finalidad de sondear y ver si ahí se encuentran los restos. Es muy importante que se ubique el norte y se establezca un nivel cero en un punto fijó cercano a la zona, el cual servirá de referencia para tomar las profundidades a las que se trazaron los pozos y el nivel en que se trabaja y se encuentran los restos.  

TÉCNICAS DE SONDEO: EL DETECTOR DE GAS METANO, EL USO DEL RADAR DE PENETRACIÓN Y EL DETECTOR DE METALES.

Una vez ubicada aproximadamente la zona por medio de recorridos en la superficie del terreno, se utilizan otras técnicas para localizar de manera específica un cadáver sepultado. En primer lugar se puede utilizar un detector de gas metano el cual registra el sulfuro de hidrogeno, fosfina, bióxido de carbono, amoníaco y gas metano, gases que desprende un cuerpo durante el proceso de descomposición. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 68) Recientemente se ha utilizado el radar de penetración. El radar de penetración es un instrumento utilizado por los geofísicos para realizar mapeos del subsuelo. El radar de penetración mide la reflexión de los pulsos del radar transmitidos dentro del suelo, registrando la profundidad y la extensión espacial de un rasgo enterrado. Tiene unas antenas para transmitir pulsos de energía del radar en la superficie del terreno, los cuales son reflejados por las interfaces estratigráficas y los rasgos enterrados. El reflejo de las ondas son recibidos de regreso en la superficie y grabados digitalmente. Esta gran cantidad de registros digitales recolectados en tercera dimensión permite producir imágenes de rasgos sepultados en la computadora, que son muy precisos a nivel espacial y de profundidad. El procesamiento e interpretación de este tipo de datos puede realizarse en una pocas horas y se pueden crear imágenes útiles del subsuelo para emplearse en el campo para guiar la excavación (Conyers, 1999). Otro aparato que se utiliza después de tener lecturas positivas con el detector de gas metano, el uso de perros y el radar de penetración es el detector de metales, el cual nos puede indicar la presencia de proyectiles, monedas, hebillas, botones etc. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 69)    

EXCAVACIÓN

El proceso de excavación debe ser muy cuidadoso y se debe poner mucha atención, en caso de fosas clandestinas, en el suelo que se está excavando ya que muchas veces es posible observar el contorno de la fosa y tratar de realizar la excavación. Toda la fosa de excavación debe encontrarse al mismo nivel métrico y si se encuentra un indicio se registre adecuadamente para después proceder al embalaje y continuar con la excavación. Las herramientas que se utilizan para realizar la excavación son las siguientes: cucharillas metálicas, estacas de madera, hilo, agujas de disección, niveles de hilo, espátulas, escobillas, recogedores, brochas y pinceles de diferentes tamaños, bolsas de papel, flexómetro, cinta métrica, plomada, pizarrón, gises, flecha y escalas, papel milimétrico, escalimetro, lápices y cedulas de entierro y de inventario. Una vez localizado el entierro, se procede a limpiar con cuidado la parte expuesta para saber de qué elemento óseo se trata y la orientación que tiene. Es muy importante conservar todos los indicios en su posición original, no se deben levantar para observarlos de cerca ni para limpiarlos, ya que esto sería una alteración del lugar de los hechos o de hallazgo.  

LA EXCAVACIÓN, REGISTRO Y LEVANTAMIENTO DE LOS RESTOS HUMANOS EXPUESTOS EN SUPERFICIE Y EN TUMBAS CLANDESTINAS

Una vez detectados los restos expuestos en superficie o en una tumba clandestina, se procede a conservar y preservar adecuadamente el lugar de hechos o d hallazgo, mediante el establecimiento de un perímetro de control amplio de 50 metros a la redonda (Moreno 1993) y un perímetro menor en el lugar en donde se va a trabajar, solo tendrán acceso a él, el MP, el perito criminalista de campo, el arqueólogo forense y los peritos que se requieran para recolectar las diferentes evidencias físicas. De ser necesario se debe contar con un geólogo forense, para realizar un análisis de la estratigrafía y las manchas de suelo presentes en la ropa y calzado de la víctima. De igual manera es importante contar con un entomólogo forense, ya que a través del estudio de los insectos asociados a un cuerpo muerto es posible determinar el tiempo trascurrido desde la muerte, este proceso es conocido como intervalo postmortem o cronotanatodiagnostico. Además de conocer en qué época del año ocurrió el deceso y si ocurrió en el sitio del hallazgo o en otro lugar. Cuando un investigador criminalista se enfrenta a un cadáver tiene que responder a tres preguntas fundamentales: ¿cuál fue la causa de la muerte y las circunstancia s en las que se produjo? ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde la muerte? ¿En qué lugar se produjo ésta? Por otra parte, es necesario establecer rutas de circulación para no alterar el lugar de hechos y poder desplazarse libremente. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 70) En primer lugar, se procede a documentar la ubicación precisa de área en un mapa topográfico en caso de encontrarse en una zona rural. En el caso de zonas urbanas se realiza un croquis de ubicación del domicilio. Antes de iniciar el proceso de excavación es necesario protegerse cuando se trabaja con restos áridos o que aún conserven tejido muscular, por los virus y bacterias que pudiesen estar presentes. Es necesario usar gafas, cubre bocas, mascarilla con el filtro para gases orgánicos y guantes, dobles de preferencia, sellándolos a un overol de plásticos desechable con cinta adhesiva. Se procede a limpiar el perímetro con herramientas de extracción de grandes volúmenes: palas rectas o amplias, cubetas, tijeras para podar de ser necesario, aunque es recomendable utilizarlas sólo si existe una buena cantidad de suelo. Es necesario preservar el contorno de la fosa ya que el tipo de tumba nos habla de la conducta del criminal:

  • Desorganizado: trata de huir, ocultar el cuerpo, da respuestas emic a su conducta de ira, no cuenta con tiempo suficiente para hacer una tumba profunda, por lo que es somera y de contorno irregular.
  • Organizado: planea todos sus movimientos, cuenta con tiempo suficiente para sepultar el cuerpo en una tumba profunda y bien hecha, no deja huellas visibles de su conducta.

En las paredes de las fosas pueden quedar huellas de los instrumentos que se usaron para cavarla. En algunos casos también se pueden conservar impresiones de calzado. Estas huellas deben ser fijadas y tomar un molde para su posterior búsqueda de correspondencia con la herramienta usada. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 71) Es necesario utilizar el detector de metales en la búsqueda de proyectiles enterrados en ejecuciones, estas se ubican respecto al esqueleto y su profundidad. La técnica de exploración de romero, la cual ha sido modificada para ser aplicada en contextos forenses, consiste en que una vez que se ha detectado algún elemento óseo, este es descubierto en su totalidad, permitiendo su identificación y conseguir de esta manera un  panorama claro sobre que segmento se está trabajando. A partir de este punto de referencia, es sencillo realizar la exploración del esqueleto, siguiendo la relación anatómica de los demás segmentos corporales. Un entierro se considera primario cuando el esqueleto aún conserva la relación anatómica de todos o de algunos de sus segmentos óseos. Se consideran entierros secundarios, cuando el esqueleto no guarda ninguna relación anatómica, la exploración en este sentido se torna un poco difícil, puesto que no existe un punto de referencia, motivo por el cual se hace necesario realizar una búsqueda cuidadosa de los materiales óseos en un área más amplia, llevándose a cabo normalmente al excavar la unidad arqueológica completa y usando niveles métricos más pequeños, en algunos casos centímetro a centímetro con picahielos, aguja de disección, palillos de madera, brocha perillas y cucharilla. Los enterramientos pueden ser individuales o colectivos, su posición puede se decúbito ventral o dorsal, lateral derecho o izquierdo, extendido o flexionado, sedente y en posiciones irregulares. Al descubrir el esqueleto se hace una limpieza del nivel métrico en donde fueron localizadas las otras evidencias físicas para lograr, de esta manera, la delimitación del lugar aproximado en donde fue efectuada la actividad de inhumación. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 72) Como fase final del proceso tanatológico, la esqueletización del cuerpo humano constituye la materia de análisis en el lugar de hechos del arqueólogo y el antropólogo físico forense. Los entierros primarios se caracterizan por la observación de conexiones anatómicas. Estas conexiones se les conocen como articulaciones lábiles y articulaciones persistentes. Las articulaciones lábiles son las que ceden más pronto. Incluyen huesos pequeños, columna cervical, manos, la parte distal de los pies y la unión escápulo-toracica. Para afirmar que un entierro es primario es necesario registrar las conexiones lábiles. Los entierros secundarios, según Duday son un depósito de restos humanos que ha sido precedido por una fase de descarnamiento, activo o pasivo, en un lugar distinto al de la sepultura. Pueden subsistir en algunos casos conexiones anatómicas en entierros secundarios, lo que puede indicar que aún no se había completado la descomposición de los restos humanos cuando fueron transportados a la tumba definitiva. En el caso de los entierros múltiples y colectivos, los parámetros osteológicos son de gran ayuda. Es preciso observar los cambios en las conexiones articulares lábiles que se dan cuando se deposita un nuevo cadáver, ya que por lo regular existen desplazamientos. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág.73) El registro tridimensional por coordenadas cartesianas en la exploración arqueológica fue desarrollado por los prehistoriadores franceses, para un mejor registro y control de los materiales arqueológicos en un contexto prehistórico. Esta técnica consiste en fijar los elementos encontrados en una excavación a puntos conocidos. En primer lugar se traza una retícula con estacas de madera, hilo de color blanco y nivel de hilo, que puede orientarse siguiendo los ejes magnéticos de la tierra norte, sur, este, oeste. El tamaño recomendable para los cuadrantes es de un metro por un metro, ya que estos a su vez pueden subdividirse en unidades más pequeñas de ser necesario, para conseguir el detalle requerido en un registro minucioso se establece un punto o nivel, en la zona más alta del terreno y en una ubicación fija, que no pueda ser removida. Los cuadrantes se numeran de acuerdo al cruce de los ejes cardinales establecidos y con números progresivos. Las coordenadas se establecen por medio de tres dimensiones x y, que puede corresponder a dos lados del cuadrante y un nivel z, que nos indica profundidad en los objetos. Se deben numerar los objetos y anotar las medidas obtenidas en una libreta de tránsito o en un plano gráfico por nivel métrico o capa, con los cortes de los perfiles de la excavación que se consideran necesarios. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 74) Las capas o estratos geológicos o culturales deben numerarse de arriba hacia abajo, con números romanos y describir las características generales del estrato de acuerdo con el triangulo de textura. El objetivo final es recuperar el contorno original de la fosa clandestina. Este no debe alterarse a menos q dificulte el proceso de exploración. Para cada uno de los entierros se debe registrar los siguientes datos en una cedula y en la libreta de campo: se les da un número progresivo ya sean estos primarios o secundarios; ubicación, profundidad máxima y mínima, largo y ancho máximo, se describe si es un entierro, orientación conservación, contexto y objetos asociados ubicándolos tridimensionalmente. Cada individuo se diferencia usando banderillas de colores respetando su orden anatómico. Se fijan por medio de la fotografía en color o vídeo los restos humanos expuestos colocando una flecha que indique el norte y un pizarrón con el número de averiguación, número de entierro, unidad de excavación, estrato y quien registro. La fotografía debe ser vertical, para apreciar mejor los detalles como la forma y contorno de la fosa, el cambio de la coloración del terreno y la forma de disposición de los restos humanos. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 75) Se levanta el esqueleto respetando el orden anatómico, se registran los segmentos presentes en una cédula grafica y descriptiva se colocan dentro de las bolsas de papel estraza, en el exterior se marca el tipo por elemento óseo y lateralidad, se guardan separados. En el caso de cadáveres en avanzado estado de descomposición, éstos se envuelven en una sábana blanca. Al finalizar el proceso de exhumación se cubre la fosa con un plástico y se rellena con arena tamizada. Esto con el fin de poderse trabajar de nuevo, si así es requerido por el MP o el juez que lleven el caso.

EMBALAJE DE INDICIOS

Todos los indicios que sean encontrados deberán ser fijados y posteriormente embalados, los indicios se pueden guardar en bolsas de plástico o papel. El levantamiento y embalaje de los indicios se podrá llevar a cabo de la siguiente forma: Los primeros indicios que serán levantados son los que están más alejados del cuerpo o esqueleto, posteriormente los que se encuentran sobre la superficie del cuerpo o de los huesos, a continuación los huesos o el cuerpo y por último los que se encuentran debajo del cuerpo. Durante este procedimiento no se debe olvidar la toma de muestras ya sea de tejido, fauna, suelo, etc. Antes de levantar alguno de los huesos se debe liberar, es decir, que con la ayuda de agujas de disección o palitos de madera tratar de quitar la tierra que los mantiene adheridos al suelo debido a que en muchas ocasiones el hueso y el suelo se adhieren de tal forma que al momento de levantarlo se fragmenta. Cada uno de los indicios deberá llevar una etiqueta colgante dentro de la bolsa y una auto adherible fuera de ella  con los siguientes datos: lugar, fecha, numero del indicio profundidad, capa estratigráfica, hora y nombre de quien excavo. Los restos óseos que sean embalados deberán ser guardados en una caja de cartón duro con la finalidad de que no se dañen durante el traslado al laboratorio, en el fondo de la caja deberá ponerse plástico de burbuja para amortiguar cualquier golpe o daño que pudiera registrarse. En este momento se establece la cadena de custodia, que no es más que la certificación por medio de documentos de las personas que tienen indicios en su poder, de primera instancia seria el perito criminalista quien posteriormente canaliza los indicios a los laboratorios de las especialidades correspondientes para su análisis, esta canalización debe realizarse por escrito da parte de quien entrega y recibe o devuelve para no romper con dicho procedimiento.

EL ANÁLISIS DE LOS RESTOS HUMANOS RECUPERADOS EN EL LUGAR DE HECHOS

Una vez en el laboratorio se procede a romper los sellos de las cajas de cartón y las bolsas de papel estraza, para comenzar con el análisis de los restos óseos. En primer lugar es necesario limpiar el material.la limpieza d los restos sin tejido blando debe realizarse con agua destilada y cepillo de dientes. Cuando aún conservan tejido blando, se toman muestras para análisis posteriores. Es necesario registrar como se desprendió el tejido blando, así como las herramientas utilizadas. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 76). Después los huesos se sumergen en solventes. También se pueden hervir los huesos para el descarnado o bien utilizar insectos como escarabajos. Asimismo es necesario levantar un inventario del material óseo presente, cuantificado y describir el estado de conservación y las características tafonómicas. Por último las características sobresalientes se deben fijar mediante fotografías en color y blanco y negro. Una vez listos para el análisis morfológico, éste debe ser minucioso en cada uno de los restos óseos presentes se deben de tomar en cuenta:

  1. Los rasgos morfológicos presentes
  2. La evidencia de condiciones patológicas
  3. Tratar de observar evidencia de traumatismos antemortem, perimortem y postmortem

Se tiene que realizar un análisis métrico tanto en cráneo como en esqueleto postcraneal para establecer medidas absolutas. Esto se realiza observando:

  1. Áreas topográficas específicas en el esqueleto, carillas articulares, rasgos epigenéticos. En un caso forense lo que se trata es de individualizarse al sujeto.
  2. La patología nos puede ubicar el grupo social, indicar relación porcentual entre esas dos medidas.

  Para el antropólogo físico forense existen 10 preguntas mediante el análisis científico en el lugar de los hechos.  

  1. ¿Es hueso o no? Es necesario establecer si la denuncia de restos óseos encontrados por circunstancia fortuita, por accidente o confesión no se confunden con otros materiales.
  2. ¿Es humano o no? Es necesario conocer anatomía y topografía ósea comparada, las características microscópicas histología del hueso tanto humano como de otras especies domesticas y silvestres más comunes en el área donde se localizaron los restos óseos.
  3. ¿Es moderno o no? La importancia médico- legal es entre 70 y 80 años mayor que esto, pertenece a la antropología forense histórica que reconstruye las muertes violentas en el pasado.( Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág.77)

La tafonomía es la disciplina de la paleontología que se puede definir por su etimología, como el conjunto de leyes de lo enterrado o leyes de la tumba. Actualmente la tafonomía se define como el estudio de los procesos postmortem que afectan la preservación, observación y recuperación de organismos muertos, así como la reconstrucción de las circunstancias de su muerte. Un análisis tafonómico permite responder a la pregunta ¿cuáles son los procesos que alteran la morfología ósea? Éstos son de dos tipos:

  1. Naturales: predadores y el medio ambiente.
  2. Artificiales: injerencia humana.

Las técnicas tafonómicas indican cuando los cadáveres fueron mordidos por carnívoros, roídos por roedores o asesinados por seres humanos. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 78) Al observar la superficie de los restos óseos, se puede apreciar diferentes marcas que son producto de los diferentes procesos tafonómicos por los que pasaron los huesos hasta llegar al laboratorio. En primer lugar en el caso de restos óseos expuestos en superficie se observan pequeños desprendimientos laminares de la capa externa del hueso y una coloración blanca producida por la deshidratación e intemperización del hueso por el sol, la lluvia y el viento, conocidas como fracturas por desecación. En segundo lugar, se presentan también fracturas dinámicas producidas por la desecación del material óseo que se pueden agravar por el descuido humano. En tercer lugar se pueden apreciar los daños producidos por una mala excavación. Las marcas características son perforaciones de forma circular y elíptica, así como desgaste de la tabla externa, producidas por herramientas de metal. En cuarto término tenemos el grupo de huellas en la superficie de los huesos que se deben a agentes naturales. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág.79) Existen otras características morfoscópicas que permiten identificar en qué condiciones fueron sometidos a un foco de calor los restos humanos. En el caso de los restos óseos en estado seco, se producen cuarteaduras sobre la superficie del hueso y hendiduras longitudinales en el caso de los huesos largos, pero sin deformación de éstos ni tampoco torsiones, a diferencia de lo que ocurre en huesos frescos o procedentes de un cadáver sometido a una cremación inmediata a la muerte. Para finalizar los huesos también pueden presentar evidencias de cocción con una finalidad alimenticia. Adquieren una coloración de inserción muscular.

  1. ¿Cuáles huesos están presentes? Esto se facilita bastante cotejando la información de las células de campo. Es necesario para saber si hubo degradación o pérdida del material óseo durante la sepultura, si fue mutilado o si no se colectó completo el individuo. (Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 80)
  2. ¿Cuántos individuos son? es necesario separarlos en el laboratorio y establecer el MNI de la siguiente manera:

 

  1. Separar los elementos humanos de los no humanos.
  2. Separar los huesos por segmento óseo y lateralidad
  3. Contar con el MNI de los segmentos completos o fragmentos del lado derecho.
  4. Considerar la posible unión de cada fragmento y determinar su edad.
  5. Realizar la misma la misma operación con el lado izquierdo.
  6. Verificar si los elementos de lado derecho e izquierdo corresponden numéricamente
  7. Los elementos óseos izquierdos que no corresponden con su lado derecho en edad y morfología deben incluirse en el MNI.
  8. Luego de realizar lo anterior en todos los elementos pares e impares el mayor número de individuos determinados para todos los elementos constituye el MNI del conjunto.

 

  1. ¿Cuál es su afinidad racial o biológica? los rasgos para identificar la afinidad racial o biológica en el esqueleto humano son:

Forma general del cráneo se mide con los compas de ramas curvas, se toma la longitud en norma frontal y en norma lateral. Forma del cráneo facial. Se mide con un bernier tomando el largo fisiológico y la anchura intrao Puntos osteometricos Densidad ósea Silla nasal, apertura nasal Proyección maxilar Morfología dental

  1. ¿Cuál es el sexo o género? Se determina por medio de la gracilidad y robustez del esqueleto craneal y postcraneal, y con la forma de la pelvis.
  1. ¿Cuál es la edad? la estimación de la edad biológica se obtiene mediante el método multifactorial.

 

  1. ¿Cuál es la estatura? Se establece midiendo el largo de los huesos largos como el fémur del lado izquierdo con la tabla osteometrica, tomando para esto el largo fisiológico y total.( Talavera, C.J.A. y Rojo C. J. M 2006 pág. 81)

 

  1. ¿Cuáles son las características individuales de los restos óseos? Las identificaciones particulares se puede establecer observando las prácticas culturales y las huellas de actividad, se establecen por la forma y medidas de la sección de huesos largos, los traumatismos que pueden ser por impacto de un objeto romo o por un arma de fuego.

  VARIABILIDAD DE LA ESPECIE HUMANA. CONCEPTO DE RAZA. SISTEMÁTICA RACIAL. Las desigualdades y variabilidades biológicas en las poblaciones humanas actuales se deben a que el homo sapiens es una especie política, es decir que puede diferenciarse en varias sub-especies o razas. ¿Cuándo, cómo y dónde aparecen esas formas poli típicas de la especie humana? La opinión más generalizada es que no solamente la humanidad contemporánea pertenece a una sola especie, sino que además tienen un mismo origen o “proceden del mismo tronco”. Hace más de medio millón de años, en cinco ocasiones distintas y en cinco áreas geográficas también distintas se diferenciaron las razas o sub-especies del homo sapiens: caucasoide, mongoloide, australoide, negroide y capoide. La dificultad en definir el término “raza” aplicado al hombre se debe a los variados y aun contrapuestos conceptos que, los autores y el momento, se han querido expresar con el mismo. El término raza es fundamentalmente biológico. Raza se le considera como un grupo biológico en común cierto número de caracteres hereditarios que lo separa de otros grupos, y por los cuales se distingue también su descendencia en tanto aquél continúe aislado. La raza como grupo humano cuyos miembros participan en su totalidad de las características típicas y peculiares de la misma, las cuales se transmiten de una a otra generación. La raza no es un individuo y no es genotipo único, sino un grupo de individuos, una población en la que están presentes distintos genotipos. Proponemos definir razas como poblaciones caracterizadas por sus distintas frecuencias de ciertos genes y estructuras cromosómicas. Por poblaciones genéticamente diferentes se entienden aquellas entre las cuales existen variaciones en su totalidad o en la media de sus frecuencias genéticas. Una raza así definida es un grupo polimorfo, una población variable. En tanto que la especie es un sistema cerrado, la raza o la sub-especie es una entidad zoológica abierta, dinámica. Es consenso general entre zoólogos, geneticistas y antropólogos considerar que la humanidad actual es una especie política y que sus variaciones a nivel sub-especifico se denominan “razas”. El polimorfismo racial define al polimorfismo como la existencia simultanea en una misma población de varios fenotipos discontinuos, siempre que la frecuencia de un tipo, aun el más excepcional, sea mayor que la que pueda presentar una mutación recurrente. Un determinado genotipo en un cierto sector de población puede hacer que sus poseedores sean, por adaptación, superiores al resto, si se produce un cambio de ambiente. Solo las variaciones genéticas originan el polimorfismo si son:

  1. Hereditarias
  2. Limitadas a un minimo número de estados netamente distintos.

Los caracteres polimorfos visibles en homo sapiens son pocos y más bien dudosos; por ejemplo el color de los ojos y del pelo. Otra forma de polimorfismo racial son las variaciones conocidas con el nombre de tipos constitucionales, biotipos o somatotipos, diferenciados desde antiguo. Sistema racial. Se establecieron clasificaciones más o menos complejas, pero siempre desde el punto de vista tipológico. Describen un mínimo de 19 y un máximo de 68 tipos raciales que denominan “razas primarias”, “razas secundarias”, “razas compuestas”, etc. Coon y colaboradores establecieron 30 razas basándose para ello en un triple criterio:

  1. Nivel evolutivo
  2. Conformación corporal
  3. Caracteres superficiales de especialización.

Garn establece una taxonomía subdividida en tres grandes categorías:

  1. Lo que denomina razas geográficas definidas como grupos de poblaciones cuyas similitudes se deben a un largo confinamiento dentro de ciertos límites geográficos.
  2. En contraste con las razas geográficas define a Garn las razas locales como poblaciones que se encuentran aisladas y son por tanto totalmente. O en gran porción, endógenas.
  3. La tercera categoría la denomina dicho autor micro-razas, y mostrarías las diferencias dentro de una raza local.

Si las razas son categorías biológicas, de lo que se trata es de encontrar la técnica y metodología adecuadas para establecer su taxonomía en forma que permita interpretar debidamente el significado filogenético, poli típico y polimórfico de la especie homo sapiens.  

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